Nunca podremos olvidar el año 2020, el año de la pandemia por Coronavirus. Y aunque es cierto que este maldito virus ha afectado a todos los sectores tanto económicos como sociales, uno de los más perjudicados ha sido el turismo y la hostelería. En zonas turísticas como Canarias o Baleares han visto como su planta alojativa ha pasado de estar al 80% de ocupación en el año 2019, a tener menos del 20% en 2020 y bajando.
Aunque se esperan millones de euros en perdidas y miles de despidos en los próximos meses, los ERTEs han permitido que miles de trabajadores de estos sectores y de otros puedan seguir cobrando sus salarios y cotizando a hacienda.
En Canarias por ejemplo, la gran mayoría de hoteles e incluso algunos apartamentos han preferido cerrar las puertas para reducir gastos. Otros en cambio, han cedido sus alojamientos al estado para que puedan alojar inmigrantes, ya que además de la pandemia, Canarias ha tenido que soportar una avalancha de inmigrantes, seguramente por culpa del Covid, que también ha azotado a otros países que dependen del turismo como puede ser Marruecos y trabajadores que vivían de este sector no les ha quedado más remedio que subirse a una patera para intentar buscar un futuro mejor.
Los empresarios turísticos intentaron salvar el verano sin éxito cuando la pandemia comenzó en marzo, luego intentaron salvar el invierno, sobre todo en Canarias que es temporada alta, también sin éxito, y ahora confían plenamente en la vacuna (bueno, ellos y todos) para dejar atrás esta pesadilla y volver a recuperar la normalidad que teníamos antes, o al menos una nueva normalidad que nos permita vivir, disfrutar de vacaciones, abrazar y queremos como hacíamos en 2019.